Hace poco más de mes que regresé de Sudáfrica. No me sentí inspirada hasta hoy para empezar este post. No fue porque no quisiera compartir la experiencia, sino porque fue tan intenso y divertido que me ha llevado tiempo procesarlo y sacar en limpio lo mucho que me ha impactado.
La gran reflexión es que tenía una idea sumamente errónea de Sudáfrica. Me lo imaginaba menos avanzado, no tan rico en naturaleza, con una historia reciente que respiraría en cada esquina. Encontré un país con mucha infraestructura, preparado para el turismo, organizado (al mejor estilo británico) y una naturaleza tan, pero tan, espectacular que me dejó de boca abierta. Hoy vi una película que me dio las ganas de escribir. Estaba haciendo zaping y por casualidad me topé en I-SAT con la presentación de "A walk in the woods" con Robert Redford y Nick Nolte. Me engaché enseguida. La historia de dos amigos veteranos, que se encuentran décadas después. Dos desconocidos, porque ya no eran lo que cada uno recordaba del otro. Uno con una vida planeada que necesitaba desafíos y el otro que continuaba huyendo. Juntos deciden desafiarse para recorrer el sendero de los Apalaches. Amistad, belleza natural y desafío. Adjetivos que resumen bien lo que fue ésta aventura "Sudáfrica".
Arrancaríamos cuatro de nosotras desde Montevideo y la quinta se nos uniría desde Estados Unidos.
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Viajaríamos a principios de agosto, porque es la época en que el clima empieza a estar lindo (es uno de los meses con menos registro de lluvias), recién comienza la temporada alta (por lo que algún precio mochilero se podría encontrar) y sobre todo, es cuando arranca la gran migración de los Ñú en Kenia.
Leímos muchos blogs, tantos como para hacernos alguna que otra idea de lo que nos gustaría visitar. Conversamos con amigos y conocidos que habían ido, y lo que más me gustó: nos hicimos mutuamente un gran "autobombo" con fotos e historias en Instagram.
Algunos amigos nos decían: "tengan mucho cuidado en Johannesburgo", otros todo lo contrario, "relajen y disfruten, es seguro". Nos llovían los tips de lugares a visitar y comidas que probar.
Lo haríamos a nuestro ritmo, alquilando un auto mientras fueramos cuatro y cambiando a una camioneta cuando completáramos el grupo de cinco.
Este iba a ser mi primer road trip. Siempre he viajado en bus o tren, jugando con el equilibrio precio-tiempo, sobre todo porque he viajado bastante sola y es la forma más barata de viajar.
Sería mi segunda vez en África, pero la primera por mi cuenta y con amigas. En 2013 estuve en Egipto, pero no como mochilera, sino como parte del Grupo de Viaje de Ciencias Económicas de la UDELAR. Digamos que no fui tan valiente para superar las diferencias culturales, como mochilera solitaria, en Egipto. Estando en África planeamos recorrer todo lo más que pudiéramos. Ésta vez lo que primó fue aprovechar el tiempo al máximo.
La Ruta
La pensamos en 3 tramos:
- Volamos de Montevideo a Johannesburgo. Ahí retiraríamos el auto y conduciríamos por la Ruta Panorámica hasta el Parque Kruger (4 noches);
- Después de recorrerlo, volveríamos a Johannesburgo y volaríamos a Ciudad del Cabo (Cape Town) para recorrer la ciudad y sus alrededores (2 noches);
- Desde Pringle Bay comenzaríamos la Ruta Jardín (Garden Route) hasta Puerto Elizabeth (3 noches). Luego continuaríamos viaje a Kenia, la segunda etapa de éste viaje a África.
Fuimos conscientes desde el principio que estábamos priorizando el tiempo en función de nuestros intereses y de varias las recomendaciones que nos hicieron. Hoy con el diario del lunes, les digo que es un viaje al que me hubiera gustado dedicarle varios días más, sobre todo a la Ruta Panorama, los alrededores de Ciudad del Cabo y la Ruta Jardín.
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La llegada a Sudáfrica
Llegamos temprano a Johannesburgo, después de casi un día de vuelo.
Habíamos reservado por Budget un Toyota Corolla y un dispositivo wifi para todo el recorrido del primer tramo por USD 200 (USD 50 per cápita por 5 días).
Lo retiramos en el subsuelo del aeropuerto. Ahí comenzaron los desafíos.
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Sudáfrica fue colonia inglesa y de esa época quedan muchas cosas, entre ellas, que se conduce por la izquierda. Por suerte en el grupo estaba la Reina y Jime que ya habían tenido experiencia conduciendo por ese lado. Lo que no quita que fuera todo, absolutamente todo, nuevo. Si conduces en cualquier país de Sudamérica, sabes que hay procedimientos que se vuelven automáticos. Tu mente automatiza desde donde está el señalero hasta de que lado debes estacionar en la estación de servicio para que sea más fácil cargar el tanque. Bueno, conducir por la izquierda, implica resetear tu cerebro en este tipo de cosas, tanto para el que conduce, como para el copiloto. Analizar en cada esquina quien tiene la preferencia, poner el cambio o el señalero con la mano izquierda es todo un desafío para quien conduce. Estar atenta a cuando hay que doblar, leer bien el gps, estar atenta a los autos cuando se va a doblar entre otras cosas, para el copiloto. Es una situación que exige mucha atención y concentración. De ahí que me auto asigné el premio a "la copiloto despiste", una historia que ya les contaré.
Estuvimos en ese auto muchas horas al día y en los tiempos que no estábamos buscando animales o que estábamos haciendo ruta ideamos juegos, al mejor estilo Sheldon Cooper. Desde armar canciones con la primer palabra que se te venga a la mente o hacer una lista de las preguntas que tuvieramos de la Sudáfrica que estábamos conociendo y desasnarnos usando google: por qué en las colonias británicas se conduce por la izquierda? por qué en Sudáfrica se consume tanto pollo (lo veíamos por todos lados? puede ser que Cape Town se parezca a Río de Janeiro? Que significa el signo de una S tachada que se veía cada poco en la ruta? ....
Díganme nerd, pero esas cosas me divierten mucho. Arrancamos la aventura a eso de las 10 de la mañana, con rumbo a la Ruta Panorama. Nos esperaban unas 7 u 8 horas de ruta hasta llegar a nuestro primer hostel, previo a ingresar al Parque Kruger.
No entramos a Johannesburgo. El aeropuerto, Tambo International Airport, está en las afueras de la ciudad y desde ahí se puede tomar la autopista hacia el este.
Ni bien salimos del aeropuerto, ya se estaban destruyendo todos los pre-conceptos que tenía o mejor dicho, como me imaginaba esa parte de Sudáfrica.
La infraestructura es una de las cosas que más me fijo cuando me encuentro en un lugar nuevo y no puedo evitar compararlo con Uruguay. Las autopistas, la señalización, los tele peajes, son de primer mundo. Sentí que se respetan las reglas de tránsito.
Al borde de la autopista la realidad es otra. Muchos complejos o bloques de viviendas cercadas. Algunas viviendas muy lindas, que por fuera se puede pensar que tienen todas las comodidades. Estas conviven con otros bloques de viviendas precarias, comparables con los cantegriles en Uruguay, con casillas de chapa de aluminio. Luego de recorrer algunos kilómetros, nada, solamente campo. Un campo distinto al uruguayo, con colores distintos, una geografía distinta. Postales para la vista.
Ruta Panorama
El plan inicial era recorrer en un solo día la Ruta Panorámica hasta llegar al Kruger. Un plan bastante ambicioso.
La Ruta Panorámica se ubica en la provincia de Mpumalanga, y lleva su nombre en honor a la cantidad de vistas espectaculares que hay a lo largo del recorrido. Es una ruta ascendente por una zona rocosa, donde conduces al borde de precipicios. Me imagino que si se mira desde el cielo debe parecer como una serpiente rodeada del marrón rojizo de las rocas.
Visitaríamos Lone Creek Falls, Glaskop, Wonder View y el Blyde River Canyon. Todo esto con la condicionante de que a las 17hs se cierra el acceso a todos los miradores, porque a las 18hs ya está cayendo el sol en esta época del año en Sudáfrica.
Entonces a mitad de camino decidimos priorizar y no hacer la primer parada, sino que almorzar en Glaskop y luego directamente visitar el Blyde River Canyon.
Como a las 14 llegamos a Glaskop, una ciudad atravesada por la ruta, que sirve de base para recorrer la Ruta Panorama. Muchos hospedajes, supermercados. Una ciudad sin edificios. Almorzamos, compramos provisiones y seguimos camino.
Al rato nos topamos con un embotellamiento, que nos tuvo esperando un buen rato, por un accidente de tránsito entre dos vehículos.
Evaluamos no visitar el Blyde River Canyon, porque dependiendo de cuanto estuvieramos detenidas, llegaríamos o no a tiempo para visitarlo. Después de una puesta en común arriegamos a ir hasta allá.
Casi a las 17hs estábamos llegando al Blyde River Canyon. Que feliz estábamos por haber tomado el riesgo!!
Llegamos justo al atardecer, a tiempo para disfrutar de una de las postales más conocidas del lugar.
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El Blyde River Canyon es el segundo cañon más grande del mundo, después del Gran Cañon en Estados Unidos. Es un cañon que tiene dos caras: la del propio cañon, que a sus espaldas tiene a las Three Rondavels, todo atravesado por el Río Blyde, que da nombre al lugar. Es un accidente geográfico que te deja mudo cuando llegas ahí.
Está ubicado en una zona alta, por lo que el viento sopla fuerte y al caer el sol refresca bastante.
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Es un lindo lugar para hacer trekking, que los hay de todos los tipos y dificultades. Este tipo de cosas son por las que me tomaría más tiempo para recorrer Sudáfrica. Fue nuestro primer atardecer africano en Sudáfrica. El sol es tan "africano", el de los dibujos animados. Un huevo amarillo, redondo y difuso.
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Luego de estar un rato y cuando ya no quedaba gente en el view point decidimos seguir camino. Teníamos unos kilómetros para llegar al hostel y nos iba a agarrar la noche.
Así fue, con la noche bien entrada nos encontramos perdidas tratando de encontrar el hostel, Secret Hill Lodge, el que le hace bastante honor a su nombre, porque al llegar de noche por la ruta no se veía el cartel que indica el ingreso. La zona era para nada iluminada y para colmo era sábado por lo que la gente salía a caminar y hacer sociales al borde de la ruta, con el riesgo que esto le suma a un primer día de adaptación a conducir por la izquierda. Al rato, de milagro, logramos identificar la entrada al hostel y llegamos. Un lugar espectacular, con muy buena atención. Nos dieron un lodge para nosotras y cuando le dijimos que nos levantábamos al amanecer para ir al Kruger, nos despertaron con el desayuno pronto. Si bien es un lugar para llegar de día, es totalmente recomendable. Nos costó USD 17 la noche con desayuno incluído.
Parque Kruger En Sudáfrica hay muchos parques nacionales donde se pueden ver la fauna más variada. El mas antiguo, grande y famoso es el Parque Kruger. Acá se pueden ver los "Big Five", los cinco grandes de África: el león, el elefante, el rinoceronte, el leopardo y el búfalo. Es un parque con rutas alfaltadas, pero donde los animales están libres. Es su territorio, sus tiempos, donde se los debe respetar por sobretodo. Se lo puede recorrer en automóvil por libre o con safaris contratados desde el amanecer hasta las 18hs. Luego de esa hora nadie puede circular en el parque por su propia seguridad. El ingreso al parque cuesta 331 Rands (la moneda sudafricana) por día, unos USD 25. La reserva en los campamentos varía de precio, en función del tipo de alojamiento que quieras. Se pueden reservar desde carpas a cabañas con todas las comodidades. Hay varias puertas, "gates", de ingreso y varios campamentos, donde es posible pasar la noche dentro del parque. Algunos de los campamentos tienen todas las comodidades, desde supermercado, cocinas hasta piscina.
Visitar el Parque Kruger es un paseo que se debe planear cuidadosamente, teniendo en cuenta las distancias y los horarios de cierre de las puertas. Las puertas abren entre las 5.30 y 6hs y cierran entre las 17 y 18.30hs. Estar dentro del parque sin alojamiento luego del cierre de puertas, lleva multa. Es super importante respetar las reglas del parque, tanto por la protección de Uds y sobre todo de los animales, su hábitat. Principalmente para mi, el resespetar la velocidad y darle prioridad a los animales si quieren cruzar, no bajarse de los vehículos, no tirar basura y no gritar si se aproxima un animal. La idea es ser invisibles para ellos. Los que claramente, si bien son totalmente salvajes, han aprendido a convivir con los vehículos circulando.
Para todas las reservas dentro del parque se debe acceder a través de la web de parques nacionales de Sudáfrica (SANPARKS). Deben crear un usuario y luego ya es posible reservar tanto los ingresos por día (si no consiguen alojamiento dentro del parque), los campamentos y los safaris.
Al principio la web no nos pareció amigable, por lo que leímos varios blogs que explican el paso a paso para las reservas. El que me pareció más orientativo fue uno de la web losviajeros.com
Cuando nos reunimos a organizar el recorrido, lo que fue varios meses antes del viaje, nos encontramos con que la mayoria de los campamentos dentro del parque estaban llenos, desde los lodge hasta las carpas. Entonces planeamos un recorrido donde entraríamos y saldríamos del parque para dormir, excepto un día que logramos conseguir lugar en el campamento Petroriouskop por USD 26 por persona en dos huts (son mini bunwgalos). Eso nos permitió conocer algunas ciudades cercanas al parque, que nos encantaron, como fue White River. Llegar a White River tuvo algo de estar llegando a un pueblo del interior en Uruguay. Hay mucha vida a lo largo de la ruta, las camionetas de trabajo circulando, la gente saliendo a caminar por la ruta. Era sábado y caía el sol. Los jóvenes con sus mejores galas salen a caminar por la ruta.
En mi mente, estaba pasando lo mismo que pasa en cualquier plaza del interior de Uruguay, pero sin la plaza. Ocurría todo a lo largo de la ruta. Gente caminando, puestitos vendiendo comida, alguna fiesta al atardecer con música electrónica.
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Luego, la ciudad por dentro fue distinta, las calles vacías, muy prolija y organizada, con grandes casas blancas. White River es una ciudad dedicada a la producción frutícola y donde suelen vacacionar los sudafricanos. Mucha de la fruta que se consume en la región sale de las estancias productoras de ésta zona.
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Nos hospedamos en Ilanda Guesthouse, por USD 20 la noche por persona. Kruger por dentro La experiencia de visitar el parque por nuestra cuenta fue super emocionante. Saqué muchas fotos que espero compartirles, pero ninguna de ellas podrá transmitir lo que significa realmente estar ahí. Hoy, que ya pasó algún tiempo y puedo compararla con lo que fue visitar el Parque Masai Mara en Kenia, les digo que el Kruger fue elegir transformarse en el marinero que le dijo a Colón: "Tierra, Tierra a la vista" por unos días. Solo que nosotros descubríamos animales. Nos volvimos expertas "buscadoras". Los ojos alerta de 6am a 6pm. Seguramente muchas veces nos imaginamos algunos de los animales que creímos ver. Fue muy divertido.
Ver manadas de elefantes cortándonos el paso, ir por una ruta absolutamente solas y encontrarnos con otro solitario rinoceronte que venía directo hacia nosotros, ver como una cheetah corría hacia nuestro auto, mientras nos miraba a los ojos (al menos yo sentí que me miró directo) fueron máximas del viaje. El primer día de recorrida ingresamos por la puerta Orpen para visitar toda la parte centro del parque y salir por la puerta Numbi. Compramos provisiones de fruta y cereales para tener dentro del auto. Con la compra de la entrada te dan un mapa con todas rutas y caminos dentro del parque, así como con una tabla de distancias.
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Ésta fue la primera foto que saqué. Quienes nos recibieron fueron los impalas, que son la especie de antílopes que más abunda dentro del parque. Son muy lindos y tiernos, aunque un poco nerviosos e impredecibles también. Los machos se distinguen por sus cuernos, que los que usan para pelear al marcar su territorio y defender su manada. Las hembras, por su parte, son más chiquitas y no tienen cuernos.
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Son parte importante de la pirámide alimenticia del Kruger, porque de ellos se alimentan gran parte de los habitantes más grandes del Parque, sobre todo los "Big Cats": cheetahs, leones y leopardos.
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En esa parte de la pirámide, también están los Gnu, los hermanos menores de los buffalos, protagonistas de la gran migración africana en Kenia y que son casi tan abundantes como los impalas.
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Aunque el gran reto de quien visita el Kruger es encontrar frente a frente a los Cinco Grandes (los Big Five) que ya les listé más arriba.
La población de estos animales es mucho menor en comparación con los impalas o los gnu, lo cual tiene lógica en la teoría de la evolución de Darwin. La devastación de los hábitat naturales, la casa furtiva, etc, son varias de las razones que han hecho mermar la cantidad de animales en todo el parque.
Al rato de llegar nos encontramos con nuestro primer Big Five, un rinoceronte negro solitario. Estaba tomando la sombra, hechado tranquilamente entre los árboles.
Pero no fue el único.
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Por casualidad tomamos uno de los caminos secundarios. Circulando por ahí vimos a lo lejos una cantidad de camionetas apiñadas en una zona. Llegamos y vimos una mamá rinoceronte con su cría. Apagamos el motor y en el silencio, el conductor de la camioneta que estaba a nuestro lado nos dice bajito: "vieron el león"??? Miramos para todos lados. No lo veíamos, hasta que a lo lejos, entre los arbustos apareció algo que se movía con un color más amarillento. Éra él. Era el Rey. Fue el primer león que vimos en nuestra vida fuera de las pantallas de una televisión. Que nervios. Estuvimos todas calladas todo el rato hasta que se perdió entre los árboles. Era muy elegante, seguro en su caminar. Muy merecido su título de Rey de la sabana.
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Según la información de Sandparks, la zona centro del parque es donde habitan la gran mayoria de los felinos: leones, leopardos y cheetahs. Ésta vez no tuvimos tanta suerte porque solo vimos a ese león, en todo nuestro recorrido. Otro de los grandes son los elefantes. Según la web de Sanparks, y contra todo pronóstico, han aumentado su población en los últimos años. Según los censos 2010/20111 habían 13.750 elefantes habitando en el Kruger, mientras que para 2015 la cantidad aumentó a 17.086. Estos son números que sorprenden cuando los ves ahí escarbando en busca de agua en zonas donde suele haber ríos, pero que la sequía los convierte en enormes playa de arena semihúmeda.
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Los elefantes son de esos animales que te enternesen, porque no podés creer como con ese tamaño puedan ser tan delicados. Parecen torpes, pero siempre antentos de hacia donde van. Dicen que su memoria es poderosa. Ellos no eran ajenos para mi. En el Parque Chitwan, en Nepal, tuve la oportunidad de estar cerca de ellos, de tocarlos y hasta subirme en uno. Igualmente, la experiencia no es comparable, porque en el Parque Chitwan sentí que los elefantes eran una atracción, eran trabajadores del parque a merced del turista. Ese fue un momento incómodo para mi, porque no era lo que esperaba. Aquí en el Kruger son totalmente libres, interactúan con otros animales en forma natural, se adaptaron a nuestra presencia y conviven con el ritmo del Parque. Sigue siendo su habitat, sus ritmos y la única forma de explotación son los click de las cámaras. Verlos cruzar en manada por delante de nosotras fue impactante. Arrancamos viendo una trompa con ánimo de cruzar la calle entre los arbustos y de la nada uno, dos, tres, un montón de elefantes uno detrás del otro. Estuvimos como 10 minutos viéndolos pasar. Algunos cruzaban rápido, otros corrían, otros iban lento. Cada uno iba a su ritmo. Me encantó estar ahí y sentirme invisible para ellos.
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El segundo día ingresamos por la puerta Numbi, por donde salimos el día anterior. En la mañana temprano pasamos por algunos lagos en busca de hipopótamos y casi que no los vimos. Están totalmente sumergidos y te percatas de su presencia cuando salen a respirar, pero pueden pasar algunos minutos.
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Así como los elefantes pasan gran parte del día comiendo, los hipopótamos lo pasan dentro de agua. Estuvimos un rato, pero no salieron. Así que seguimos andando. A la tarde fuimos a almorzar al campamento Skukuza (donde comí el mejor sandwich de pollo de mi vida) y a la salida tuvimos nuestra revancha de hipos.
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El encuentro que me dio cosquillas en la boca del estómago fue cuando llegamos a una intersección de caminos donde vimos varias camionetas de safari estacionadas. Estaban observando a un par de cheetahs que estaban sobre un mojón en el camino.
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Después del momento de adrenalina, nos seguimos cruzando con una cantidad enorme de animales, muchas jirafas, cebras, jabalíes, monos, hienas.
Las cebras son animales hermosos. Su tal cual el personaje de la película Madagascar!!
Retaconas, pulposas y con un tranco divertido. Sus rayas son perfectas, nacen en su cola y terminan en su trompa. No hay dos cebras iguales.
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Aunque de todos los animales que nos cruzamos esos días, tengo un favorito: las jirafas. No me pregunten por qué, pero no podía dejar de mirarlas. Son tan altas, tan elegantes. Caminan de una forma estilizada, como modelando.
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Pasan gran parte del día comiendo las hojas altas de los árboles.
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Dentro del parque se pueden realizar actividades guiadas. Las hay de distinta duración y costo en función de la cantidad de personas que vayan. Pueden encontrar tours al atardecer y al anochecer, los horarios en que está prohibido circular dentro del parque. Son los "Sunrise Drive" y "Sunset Drive", dependiendo de si son al amanecer o al atardecer respectivamente. Se reservan directo en la página de Sanparks como los alojamientos. Es algo que les recomiendo mucho, porque a esas horas la vida animal está muy activa (sobre todo los felinos) y se los puede en actividad que no hacen a lo largo del día. Nosotros reservamos el tour del amanecer de 3hs como para 20 personas, que sale a las 5am, por 303 rands (USD 26 aprox.) per cápita. Fue el último día dentro del parque. Hacía mucho frío: para gorro, gorro y guantes. Por suerte en el tour está incluido una manta. Hay que ir muy callado para no espantar a los animales. Estuvimos rato sin ver ninguno, hasta que de la nada, la linterna los hizo visibles. Eran dos cheetah. El guía nos contó de sus rutinas, de porque estaban en esa zona.
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No tuvimos mucha suerte en ver muchos animales. Circulamos largo rato y logramos ver elefantes, hienas e impalas, pero no mucho más. Al igual que durante el día, verlos de noche es cuestión de suerte. A eso de las 6.30am, empezó a amanecer. Fue fantástico. Un perfecto show de colores hasta que aparecieron las primeras luces.
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A medida que el sol subía el frío iba cediendo. Ideal para un desayuno. Cuando volvimos al camping desayunamos las provisiones que nos quedaban y arrancamos camino de regreso a Johannesburgo para entregar el auto y seguir camino a Ciudad del Cabo para arrancar la segunda parte del viaje. Cerca de la salida del parque por la puerta Numbi y con el sol a la espalda el escenario era totalmente nuevo. En todo el recorrido dentro del parque el color que predominó fue el verde amarillento, propio de vegetación que está resistiendo la época seca.
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No fue mirar más allá de la salida para que el manto verde de la pradera iluminara el paisaje. A lo lejos, como una bruma hacía borrosos los cerros.
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El camino de regreso fue un espectáculo de vegetación. Circulamos por una zona productiva agrícola, donde nos cruzamos con granjas, viñedos, plantaciones de mandarinas, naranjas. Había verde de todos los tonos. Regresamos por la Ruta 4 y luego tomamos la Ruta 17 hasta Johannesburgo.
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Al llegar a Johannesburgo, entregamos el auto. Ya era de tardecita. Nuevamente optamos por no entrar a la ciudad. Esa noche la pasamos en el Airport Inn Hotel por USD 30 la noche per cápita. Así al día siguiente ir hasta el aeropuerto Lanceria y tomar un vuelo low cost interno hace Ciudad del Cabo.
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Tips * La moneda de Sudáfrica es el Rand. 1 USD equivale a unos 14 Rands. * Lo ideal es comprar provisiones: snacks, agua, antes de entrar al Parque porque dentro es más caro. * Dentro del parque puedes conseguir combo de agua, manzanas y galletitas por unos 100 Rands. * Hay supermercados SPAR en Galskop. Son supermercados con precios económicos. * En los campamentos grandes hay super que tienen de todo. Hay cervezas artesanales locales. Ideal para cerrar un día de recorrida.
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