Kenia, safari por la Reserva Nacional Masai Mara
- gigorlu
- 22 abr 2019
- 11 Min. de lectura
Actualizado: 24 abr 2019
Cuándo planeamos nuestro viaje a Sudáfrica, pensamos que no podíamos dejar pasar la oportunidad de echar un vistazo más allá de sus fronteras.
¿Por qué Kenia?
Porque es el hogar del Rey León ....(la película para niños que a mas adultos ha hecho llorar), de la sabana africana y donde ocurre la "gran migración" de los Ñu, un primo hermano de las vacas y los antílopes.


Anualmente, en julio y agosto, los Ñu migran desde el Parque Nacional Serengueti en Tanzania, huyendo de la temporada de lluvias, hacia la Reserva Nacional Masai Mara en Kenia en busca de pasturas verdes donde engordar y reproducirse. Éste es e último gran fenómeno migratorio que queda entre lo mamíferos, según dicen los entendidos. Centenares de Ñú moviéndose en masa, luchando por sobrevivir a los depredadores (es difícil ser Ñú en éstas latitudes) y por cruzar uno de los ríos más dadores de vida de toda África, el Río Mara, donde miles de Ñú mueren antes de llegar sirviendo de alimento a muchas otras especies.
La novedad es que viajan solos, sino que los acompañan otros tantos centenares de cebras y gazelas.


Esto tenía que ser un espectáculo. Cómo negarse???
Por supuesto no fuimos las únicas que tuvimos la misma idea. Estos meses, julio y agosto, son temporada alta y lo supimos desde un principio. Así que estuvimos psicológicamente preparadas para aceptar que ésta escapada a Kenia no iba a ser a precio mochilero, pero teníamos el dinero ahorrado y la riqueza de experiencia no nos la saca nadie. Estábamos invirtiendo en experiencia.
Otras de las máximas que tuvimos claras, fue que en éste viaje no íbamos a conocer Kenia, sino que íbamos a experimentar un poquito de su fauna en el Masai Mara. Aunque quedó retumbando en nuestro inconsciente la idea de volver a por la Playa de Diani, el Parque Nacional Amboseli, el Lago Nakuru ....

Cuando tuvimos claro que íbamos a visitar el Masai Mara, empezamos a averiguar nuestras opciones. La primera revelación es que: No es posible ingresar sin guía a la reserva.
Esto redujo nuestras opciones a:
1) Hacerlo por libre alquilando un vehículo y contratando un guía que nos acompañe.
Lo cual buscamos en la web (buscamos bastante), pero no encontramos un lugar donde solo contratar el guía sin el "combo completo". También leímos sobre el mal estado de las rutas en Kenia, etc y la terminamos descartando como opción viable.
2) Esto nos llevó a hacerlo con un safari contratado. Éramos 5, un número no tan bonito para este tipo de actividades, ya que la mayoría de los jeeps para safari son para 6 personas o más (número par). Como siempre, acordamos que estaríamos abiertas a sumarnos a otras personas o dividirnos en más de un jeep.
Como encontrar el safari que se adapte a tus necesidades?
Hay que tener claro que como siempre existen empresas para todo bolsillo: las que ofrecen safaris de lujo en jeeps privados y hospedaje en hoteles lujosos; las que ofrecen safaris privados pero con hospedajes más económicos y las que no prestan un buen servicio.

Iniciamos la búsqueda en la web, pero la mayoría de las empresas que encontramos no publican sus precios en sus páginas, lo que nos da la pauta que el precio no solo iba a ser alto, sino que también iba a depender de donde somos, de cuantas somos, de nuestro plan.
Nos desanimó un poco que la información no sea pública.
En ese momento Jime, nos comentó que una de sus amigas había visitado el Masai Mara unos años atrás en su luna de miel. Inmediatamente la pregunta: y si le preguntamos?
Una ídola la amiga de Jime! No solo respondió a nuestras preguntas, sino que también nos dio un montón de consejos e ideas.
Ella hizo el safari con Mara Explorers Camp & Backpackers, que no era una de las empresas que habíamos visto en la web, pero no puedo negarles que desde el momento 1 me cerró la propuesta. Primero por la recomendación de la amiga de Jime, segundo porque es una empresa que tiene la transparencia de postear el precio de sus servicios en la web!!!! y tercero, porque tienen un objetivo social interesante.
Es una empresa que apunta a los viajeros, por lo que a un precio medio de mercado, presta servicios de safaris de distinta duración, con hospedaje en camping o lodges y bajo el régimen de pensión completa. Aunque también puedes llegar por tus propios medios, instalar tu carpa en el camping, hacer uso de una cocina comunitaria y contratar safaris por día.
Como empresa sirven de soporte a la comunidad Ole Keene, que está a unos 15 minutos del camping. El apoyo viene por el lado de destinar parte de las ganancia a mantener la escuela pública, de esponsorear alumnos para que puedan continuar en el sistema educativo, a emplear en su staff a miembros de la comunidad.

Optamos por un safari de 3 días, 2 noches, porque cerraba con nuestro presupuesto y teníamos pocos días para ésta etapa del viaje. El costo (precio 2018) fue de USD 400 incluyendo: (i) pasarnos a buscar por Nairobi, (ii) el safari, (iii) la pensión completa y (iv) el retorno a Nairobi. Lo único no incluido fue la entrada a la Reserva Masai Mara.
Considerando que el vuelo más barato que conseguimos de Johanesburgo a Nairobi llegaba a las 21hs, intentamos que nos fuera a buscar por el aeropuerto al llegar, para amanecer en el camping.
Tuvimos un no rotundo.
No es seguro circular de noche por las rutas y caminos de Kenia. Hay zonas de riscos, las carreteras son zigzagueantes, circulan jeeps-buses-camiones sin luces y además se te puede cruzar algún animal salvaje en el camino. De hecho de regreso a Nairobi fuimos testigos de un accidente de tránsito, donde un camión cargado de semillas se despistó rodando por una colina. No digo que los accidentes de tránsito sean la principal causa de muerte en Kenia (de hecho lo es el VIH y la malaria), pero si tienen impacto fuerte. Los conductores van rápido y cometen imprudencias como manejar muchas horas sin parar para descansar o adelantar en lugares peligrosos.


Volamos desde Johanesburgo a Nairobi en Ethiopian Airlines por USD 207 (impuestos incluidos) . El viaje duró 8hs, por lo que a las 21hs ya estábamos en Nairobi. Evaluamos pasar la noche en e aeropuerto pero desistimos, porque al igual que otros tantos aeropuertos es poco amigable para "acampar" a la uruguaya. Reservamos desde por Hostelworld una noche en el hostel/posada Nairobi Airport Homestay, por USD 30 cada una. El transporte del aeropuerto a la posada (por el horario) no estaba contemplado dentro del precio, por lo que lo contratamos por fuera. El viaje es de unos 15 min por zonas oscuras pero cercanas al aeropuerto y circulando por caminos en muy mal estado. Una van para las 5 nos costó USD 20.
Cuando llegamos nos recibieron dos mujeres, madre e hija, muy amables, quienes nos mostraron nuestra habitación: un apartamento entero para nosotras con 3 cuartos, dos baños, una cocina llena de comida y una terraza!!! Hasta jugo de bienvenida nos ofrecieron. No dábamos crédito a la situación.
Realmente de lo que vimos de noche desde que nos bajamos del avión, pensamos que esa noche iba a ser de las que quieres que pasen rápido. Puro prejuicio. Este lugar fue uno de los mejores en que nos quedamos en todo el viaje y sin dudarlo lo recomiendo.
A la mañana siguiente amanecimos temprano porque nos pasaban a buscar para comenzar el safari. Desayunamos como reinas y muy puntuales llegaron Yvans y Patrick, nuestro guía y conductor asignados.

Pasamos mucho rato con ellos. La química del grupo con Yvans fue inmediata. No fue sino que arrancar que se presentó y nos contó sobre su pasión por el fútbol, además de que en forma autodidacta había estudiado algo de español (de hecho hablaba muy bien!!). La comunicación no iba a ser un problema. Una persona con una gran cultura general, alguien con quien puedes conversar de lo que quieras y te va a contar su opinión formada al respecto o dar su opinión.
Patrick por su parte es un hombre de pocas palabras pero que se reía mucho, le caen bien los analgésicos y adoraba la música bien alta para manejar! Un personaje. En las primeras 3 horas de viaje ya teníamos música keniata favorita: DJ 411, "the best of DJ´s"
La previa del Masai Mara
A las 7hs ya estábamos en la ruta. Todo se veía muy distinto a la noche anterior, ni tan precario, ni con calles en tal mal estado.
De salida de Nairobi pasamos por enfrente del cantegril (algo asimilable a una favela) mas grande de toda África, que destronó a Soweto en Johanesburgo en cuanto a dimensiones y precariedad. Se llama Kibera. Años atrás era el lugar más peligroso de todo Kenia, pero a base a intervenciones policiales han logrado poner orden y convertirlo en un barrio de gente trabajadora. Actualmente vive allí mucha gente humilde, y es donde se instala gran parte de los migrantes del interior de Kenia que van a la capital en busca de opotunidades. Yvans vive allí cuando no está trabajando en el camping.
A la salida de Nairobi también pasamos por el Parque Nacional Nairobi y fue donde aprendí mi primer concepto del viaje: la diferencia entre Reserva Nacional y Parque Nacional. En Kenia, los parques están habitados únicamente por animales, no siendo posible pernocar allí. Únicamente se puede recorrer de día. Mientras que una reserva alberga y protege no solo la flora y la fauna del lugar, sino que también la cultura, ya que allí pueden vivir las comunidades nativas del lugar.
En el Parque Nacional Nairobi viven muchos animales, incluidos los Big Five. Está muy cerca de la ciudad, por lo que cercaron el predio para evitar que los animales se escapen a la ruta y puedan provocar accidentes.
Nuestro primer stop de camino al Masai Mara, fue en el mirador del Great Rift Valley, un valle que nace en Israel, atraviesa Kenia de norte a sur, hasta terminar en Mozambique.

Es un lugar super importante para Kenia y toda África, porque es funciona como un gran pulmón verde, así como reservorio de agua dulce a través de la red de lagunas que se han formado en él, además de que dio vida a una gran variedad de flora y fauna. Según los expertos es un ecosistema que crece.

Por lo que vimos en la web, existen excursiones que lo recorren, pero no averiguamos como hacerlo (pendientes para una segunda visita a Kenia).
De camino paramos en un mercado enorme, donde compramos útiles escolares y caramelos para llevar a los niños de la comunicad Ole Keene.
Llegamos al camping como a las 13hs.

Nos recibieron Adrian y Chris, nuestros anfitriones, quienes nos mostraron el camping. Un lugar básico, limpio y amigable.
La comida estaba esperándonos cuando llegamos. El recibimiento fue muy formal. Nos trataron como reinas, lo cual fue raro para mi. En la vida de viajera no estoy acostumbrada a que lleven mi mochila o me presenten los platos que voy a comer. Me trasmitieron un gran sentido de la educación, el respecto y el servicio. Hice el esfuerzo de controlarme y dejarme llevar. Ser su invitada.
De tarde tuvimos nuestro primer safari.
El trayecto para llegar al ingreso de la reserva es de aprox. 1 hora por camino de ripio y entre aldeas. La entrada al parque cuesta USD 80 por día.



No fue entrar para que viéramos nuestro primer Big Five, un rinoceronte negro. Son de los animales que menos población queda en la reserva, por lo que es muy raro verlos. Solo quedan 40!

A medida que avanzábamos empezamos a ver muchos animales.
Cómo evitar que mi mente volara y empezaran a caer las conclusiones y apuntes mentales??

No podía dejar de pensar en que:
+ las zebras son los impalas del Masai Mara. Esto porque en el Parque Kruger, nuestro primer parque en todo el viaje a África (si quieren saber de esa experiencia pueden leer este post) estaba minado de impalas, algo así como la base de la cadena alimenticia de los big five. En Masai Mara lo son las zebras. Hay miles.



+ las jirafas son distintas a las que viven en el Parque Kruger. Tienen colores más intensos y oscuros. Son marrones con manchas amarillas. Igualmente hermosas por supuesto.


+ los Ñus son los grandes protagonistas y se comportan como tal. Los hay por doquier, como miles de puntos negros en un lienzo amarillo. A lo lejos parecen inmóbiles.




Esa primer tarde vimos bastantes animales, de hecho nos topamos con casi todos los big five: leones, búfalos, rinocerontes negros y elefantes. Todos menos leopardos.

El paisaje, su vegetación, es de ensueño. Fue mi primera vez en la sabana y quedé impactada. Hectáreas y hectáreas de pastos cortos de color amarillo con islas de árboles y arbustos de un verde oscuro, distribuidas como manchas en el lomo de los leopardos. Mientras que allá a lejos te encuentras con árboles solitarios, iluminados por el sol africano. Fue como estar en la película del Rey León.



De noche cenamos y nos quedamos haciendo sociales un rato. Conocimos a Javi, un español que llegó con su carpa en un auto compartido. Había llegado un rato antes que nosotras ese mismo día. Se instaló con su carpa cerca de la cerca eléctrica del camping. El hizo el recorrido por la forma más económica posible: se tomó un bus público desde Nairobi a Narok y allí compartió un auto con locales hasta el camping.
La noche estaba preciosa. Nada de frío. Me tocó una carpa toda para mi, lo cual fue un desafío, porque de noche la sabana vive y mucho. Se sentían los animales llamándose entre si, los elefantes cerca de la cerca (pobre Javi en su carpa) barritando bastante, los pájaros, los mosquitos, y otros sonidos que no logré identificar.
Al día siguiente estuvimos todo el día de safari. Nos corportamos como exploradoras, con la vista agudizada para encontrar los animales camuflados en la vegetación.
Estuvimos a menos de 5 metros (seguro) de una familia de leones mientras comían, vimos como un león macho vino a marcar su territorio mientras se enfrentaba al macho mas joven de la familia. Lo vimos todo.
A lo lejos había un montón de jeeps parados y dijimos, allá pasa algo...

Al llegar nos encontramos con dos leonas y sus crías comiendo un Ñu. Una de las crías sería un león joven. Se comportaron como si no existiéramos. Silencio total. Solo escuchábamos sus gramidos y ruidos al rasgar la carne del Ñu. Al rato llegó un león macho. Las leonas ya lo habían percibido y se fueron. El león vino a marcar su territorio y expulsan al león joven, ya que era su zona. Vimos como se enfrentaron. El gramido del león maduro asusta. Su melena hipnotiza.

No daba crédito de lo que estaba viendo con mis ojos. Es mucho para procesar. Sabes que son animales salvajes, pero los ves y no te cierra.
Los ves comer y todo cambia. Por un momento crucé miradas con una de las leonas. Se me congeló la sangre. Tienen una mirada tan fuerte que te aplasta.
Para almorzar hicimos picnic con Yvans y Patrick, todos juntos. Intercambiamos muchas ideas de política, educación, sociedad. Qué sabía de nuestro país, que sabíamos de Kenia. Fue un gran "picnic de sabana".

El sol fue la razón de que pasado el almuerzo viéramos muy pocos animales, ya que muchos de los animales se resguardan en arbustos, pastos altos y árboles. La máxima es que los días nublados se ven más animales. De regreso al camping pasamos a visitar la aldea Ole Keene, donde nos mostraron sus danzas, sus casas, entregamos los útiles a los niños para que comenzaran las clases con algunos útiles nuevos (estaban en vacaciones escolares) .



Al día siguiente Eli y Steph se despertaron mal del estómago, por lo que a la actividad de caminata por los campos cercanos a la aldea y el camping lo hicimos Jime, la Reina y yo.
Pudimos comprobar lo cerca que están los animales del camping y el porque se escuchan tan fuertes sus ruidos. Vimos desde jirafas, hasta pumpas.

Reflexiones de mi primer safari:
* Es impresionante intercambiar miradas con los animales. Sentir que vos podes ser la próxima presa te da cosquillas en la panza (al menos así fue para mi).
* Un recorrido como éste hay que hacerlo con guía, más allá del conocimiento del terreno, porqu sino te perdes de enriqucerte del conocimiento de la vida salvaje.
* Me gustaría recorrer Kenia por libre, como hizo Javi. Hacer voluntariado, aportar a una sociedad tan rica y pobre a la vez. Son privilegiados por tener sus tradiciones vivas, pero a la vez es tan atrasado que te enoja.
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