Mientras el año pasado, recorríamos en bicicleta la Ruta de las Cascadas en Ecuador, con mi amiga Mariana (Reina para los amigos) , hablamos un poco en serio y un poco en broma de hacer lo mismo en Uruguay, de acondicionar nuestras bicicletas y salir a pedalear.
Desde el principio dijimos que debería ser en Rocha, por la panorámica de las playas.
Personalmente fue una idea que me encantó, pero la vi lejana. Como esos planes que hacemos cada vez que nos juntamos con nuestros amigos y la mayoría de las veces quedan en una idea. Sobretodo porque mi estado físico no estaría en su mejor momento y mi bicicleta no sería la ideal para una pedaleada de éste tipo (tengo una bici de ciudad, con cambios básicos).
Cuando nos volvimos a juntar en la despedida del año con el LGH (Lindo Grupo Humano), - el mejor grupo de amigas ... pero eso es cuento de otro post, - volvió a salir la idea. La Reina estaba decidida. Lo iba a hacer en la semana de Turismo, en su cabeza ya rondaban todos los detalles. Nos invitó a acompañarla.
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La idea me seguía pareciendo genial, aunque no me decidí hasta que conversando con Josefina, chica LGH también, salió la idea de que ella me prestara su bicicleta para la gran aventura.
Intentamos convencer a Eli para que nos acompañara, pero no hubo manera. Así que arrancamos el 2018 con un equipo bicicletero formado y decidido.
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El tiempo pasó tan rápido que, cuando quise acordar ya estábamos en marzo.
Hasta que llegó turismo: salía casi todos los fines de semana a practicar por la rambla de Montevideo e incursioné en las compras web para equipar la bicicleta de Josefina con los accesorios necesarios (alforjas, parrilla, ojos de gato, caramañola, etc), y como que la idea, hoy decisión fue tomando forma.
Ésta vez "dejé ser" a la Reina con la organización. Me dediqué a dejar a punto la bicicleta y prepararme mentalmente. Los desafíos físicos siempre han sido un tema para mi. Mi primera reacción siempre es de miedo, porque dudo de mi, de mis habilidades. Si tengo que saltar, por ejemplo, lo primero que se me viene a la cabeza es... "seguro no llego al otro lado". Nunca fui buena en las clases de gimnasia. Falta de confianza, diría un psicólogo.
Por suerte ese miedo ya no me frena. En los últimos años, se me ha dado por desafiarme a mi misma, ver hasta donde puedo llegar, y en esa dicotomía de miedo vs. desafío, viene ganando el desafío, el afrontar ese miedo e intentar. Soy una convencida de que si uno desea algo con muchas ganas, se preparara y hace cosas para lograrlo, lo logra. A veces saldrá de primera, otras no, pero la clave seguirá siendo intentar.
Me volví realmente consciente de la decisión que tomé, una semana antes de empezar el recorrido, cuando me llegó un mail de la Reina, con los detalles de la ruta. Saldríamos de Montevideo el jueves de turismo bien temprano con rumbo a La Paloma, ahí arrancaríamos.
Los próximos destinos serían La Pedrera (12kms), Barra de Valizas (52 km), Punta del Diablo (57 km), Santa Teresa (12 km). Total 133km.
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La idea era hacerlo en etapas, pasando la noche en cada balneario. Fuimos sin reservas de hostel. Una vez llegar a cada balneario buscaríamos alojamiento amigable al cicloturismo, porque no todos los hostels tienen lugar para dejar bicis.
Desde La Pedrera hasta Valizas lo haríamos por Ruta 10, que es una ruta no tan transitada y desde ahí tomaríamos la Ruta 9, que si tiene bastante tráfico y sobretodo tránsito pesado, porque es una de las vias de salida de la mercaderia nacional (ganado, leña, etc) hacia Brasil a través del Chuy.
Teníamos resuelto casi todo, incluido los boletos de bus para ir a la Paloma y volver desde Santa Teresa con las bicis. Los que por cierto no usamos, porque la mamá y las hermanas de la Reina, en un arrebato de aliento hacia nosotras, se inventaron una escapada a Rocha para conocer la Laguna de Rocha y el Monte de Ombúes, por lo que nos llevaron y trajeron a nosotras y a las bicis. Unas genias.
Etapa 1: La Paloma - La Pedrera
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Llegamos al mediodía a La Paloma, almorzamos unas empanadas que la mamá de la Reina preparó y arrancamos la aventura.
El clima estaba lindo. Había sol, no estaba pesado y tampoco había viento. Clima ideal.
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Fuimos por la ruta costanera hasta salir a Ruta 10, donde descubrimos que existe una bicisenda que llega hasta el balneario Santa Isabel! Es un camino de piedra al lado de la ruta, que está bien señalizado, pero no en tan buen estado para una bici. Se nota que tiene mucho tránsito de motos, y poco de bicicletas.
Llegamos muy rápido. No nos dió ni para cansarnos.
Al entrar a La Pedrera vimos bastante movimiento para ser Turismo, generalmente luego de carnaval baja considerablemente la cantidad de gente y locales abiertos en toda la costa de Rocha, pero este turismo parece ser la excepción.
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Estuvimos largo rato conversando en la rambla de la Pedrera, tiradas en el pasto. Como siempre, conversamos de la vida, de lo deportistas que somos (o no en mi caso jeje), de si el espíritu deportista se hereda o la vida y tus propias decisiones te puede volver deportista.
Conversamos hasta que nos dió hambre. Decidimos primero conseguir hostel donde dejar nuestras cosas y después ir en busca de un rico almuerzo/merienda.
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Conseguimos lugar en Point Hostel, por USD 21 la noche. Dejamos nuestras alforjas y las bicis atadas y salimos en busca de comida.
Después de almorzar aplicamos una rutina que se repetiría por todo turismo: almuerzo, baño, siesta, cena. Si, eso hicimos. En el hostel había tremendo movimiento, pero considerando que a las 7am nos ibamos a poner en pie para pedalear no nos integramos. Nos fuimos a dormir o inentar dormir (después de la siesta, con la fiesta que había en el hostel y las ganas de unirnos que teníamos je).
Etapa 2: La Pedrera - Barra de Valizas
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Nos levantamos, desayunamos y arrancamos la segunda etapa. Salimos un rato más tarde de lo planeado, por lo que seguro nos iba a agarrar el calor de la mañana.
La carretera estaba tranquila, poco tránsito. Una carretera sin grandes repechos y en muy buen estado. Tal como la recordaba de las veces que fui con mi padre en su auto, cuando era niña. He vuelto a ir muchas veces, pero siempre en bus.
A los pocos kilómetros, después de pasar la entrada a San Antonio, a la altura del km 250 de la Ruta 10, vimos el mar desde la ruta y autos entrando y saliendo por un camino vecinal. Paramos en el camino a tomar agua y vimos salir otro auto.
Nos picó la curiosidad de a dónde llevaba ese camino por lo que decidimos recorrerlo hasta ver a donde nos llevaba.
Terminamos en una portera cerrada sin candado. Había un cartel con un teléfono de contacto y a lo lejos se veían algunas casas.
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Decidimos pasar y llegar hasta el mar. No sabíamos si estábamos invadiendo propiedad privada o entrando a una incipiente balneario al estilo Cabo Polonio.
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No sabemos si fue correcto traspasar esa portera, pero en lo personal no me arrepiento. Fue como encontrar algo así como un oasis en la mitad de un desierto. Un lugar tranquilo, luminoso pero sin luz el´ctrica, con bajada a una playa inmensa totalmente desierta.
Había pocas casas, la mayoría contenedores adaptados. Poca gente. A esa hora solo una o dos parejas que salían rumbo a la playa con su perro, un libro y sillas de playa. Después de un rato de contemplación, decidimos retomar la ruta.
Se me hizo más largo éste tramo, creo que fue el calor y la cantidad de tábanos que me avanzaron en la ruta. Los tábanos son insectos un poco bastante mas grandes que las moscas que pican para chupar tu sange y siguen ahí aunque los descubras. La picadura es super dolorosa.
Cerca del Cabo Polonio, a la Reina se le terminó el agua de su caramañola y justo pasamos por una Escuela Rural. Paramos para ver si tenía aljibe de donde recargar las caramañolas y descansar un rato.
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Me quedé en la portera, contemplando la escuela y comparándola con el recuerdo de escuela rural que yo tenía en la cabeza: la escuela donde mi madre fue maestra rural casi por 20 años. La Escuela N° 19 esta modernizada, con luz eléctrica, aire acondicionado, agua corriente y una huerta re linda y bien mantenida. Por suerte la mordernidad llegó al sistema educativo rural!
Llegamos a Valizas al mediodía, con muchas ganas de comer fruta. Al entrar al pueblo, lo primero que hicimos fue pasar por el super a comprar. Después seguimos camino en busca de un hostel para repetir la rutina bicicletera.
Encontramos lugar en el Valizas Hostel, por US$ 18 la noche en cuarto de 8 camas y desayuno incluído. El Valizas es un hostel al que he ido varias veces y nunca decepciona.
Llegar a Valizas siempre es un placer para mi, es el lugar en el que el tiempo no es un problema, un lugar con una personalidad despreocupada y auténtica. A través del tiempo ha cambiado, pero logrado mantener su escencia. Los tiempos en Valizas son más tus tiempos que los que te impone la rutina.
Fuimos a almorzar y estuvimos como dos horas charlando, escuchando música, dejando pasar el tiempo y reflexionando como a veces no queremos caminar una cuadras y ese día pedaleamos más de 50km. Orgullosas de nosotras.
Despúes de la siesta, y algunos mates con la Reina's Family, salimos a terminar de estirar las piernas caminando por la playa. Nos encontramos con una luna gigante, en plena fase llena.
Etapa 3: Barra de Valizas - Punta del Diablo
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Nos propusimos salir más temprano que el día anterior, para no agarrar todo el sol de la mañana. A eso de las 7.30am ya estábamos pedaleando.
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La ruta estaba realmente tranquila hasta que llegamos al empalme con la Ruta 9, donde se empezó a notar y mucho el tránsito.
Este tramo venía con algo de adrenalina. La llegada a Castillos tenía varias sorpresas, primero unas bajadas divinas para el embalaje, de esas que el viento te hace llorar por la velocidad y seguido unos hermosos, largos y pronunciados repechos. Hubo dos dónde, a pesar de los cambios de la bici, no pude pedalearlos y me bajé.
El corazón me latía como nunca, pero logré llegar a la cima.
Aquello que nos decía la maestra en la escuela, de que la geografía de nuestro país es suavemente ondulada, no aplica para este tramo de la ruta. Mis piernas lo sintieron.
El resto del camino, por la ruta 9, si bien fue agitado por el tránsito (no paraban de pasarnos autos y camiones), se pedaleó bien. La ruta está en buen estado también.
Paramos a descansar varias veces. Éste tramo nos llevamos más agua y algunas frutas para recuperar energías.
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Llegamos a nuesta meta cansadas, pero contentas de que no tuvimos ningún inconveniente, ni pinchaduras, ni desajustes en las bicis.
Salimos en busca de hostel nuevamente. En ese momento nos decíamos: "porqué no hicimos reserva!", porque todos los hostels están repecho arriba en Punta del Diablo y nuestras piernas ya estaban cansadas.
Terminamos encontrando lugar en el hostel Mar de Fondo, por US$ 15 por noche en cuarto de 4 camas y con desayuno incluído. Excelente hostel.
Fuimos a almorzar a un lugar que es un clásico en Punta del Diablo, lo del Italiano, que ahora tiene otro nombre, pero mantienen la calidad de sus platos. Con la panza llena y el corazón contento, tocó una mas que merecida siesta que se me fue de las manos. Creo que dormí como 5 o 6 horas. Estaba cansada.
A la noche, había mucho movimiento. El hostel estaba animado y era muestra representativa del movimiento que había en el pueblo. Fuimos a tomar algo y vimos pasar la cuerda de tambores. De regreso al hostel pasamos por el medio de una fiesta de electrónica sobre la playa. Todo nos decía, "chicas quedense a divertirse", pero una vez más resistimos y nos fuimos a dormir para al otro día pedalear el último tramo de nuestra bicicleteada.
Etapa 4: Punta del Diablo - Parque Nacional Santa Teresa
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Ésta vez si aprovechamos el desayuno, ya que a esa altura era domingo de Pascuas a la mañana. Justo cuando estábamos desayunando se descolgó la lluvia. Llovió fuerte por unos minutos. El ánimo se vino abajo por un rato. Pedalear con lluvia, no es lo mismo. Si bien no hacía frío, ni viento, teníamos la ilusión de hacerlo con sol. Esperamos un rato y viendo que por el horizonte clareaba, decidimos arriesgarnos y arrancamos.
Se me hizo corto el tramo. Quizás las ganas de llegar a destino, pero lo disfruté mucho. Hace más de 15 años que no iba a Santa Teresa. Creo que 2002 fue la última vez que fui. Me moría de ganas de ver que tan diferente está al recuerdo que tenía.
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Todos mis recuerdos si bien no se parecen en nada a la realidad, mantienen la esencia: un lugar enorme, verde, verde por todos lados, donde se respira paz. Hay muchos más servicios que en aquel momento y está mucho mejor señalizado. Es un lugar pintoresco, que nada tiene que envidiarle a parques de los países del primer mundo.
El día no nos regaló el sol, pero igualmente se disfrutó. Hasta esa llovizna que te mojan la cara, pero no llegan a empaparte. Ésta vez no molestó.
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Llegamos hasta el punto más al norte del parque, playa La Moza, uno de esos lugares en donde se respira surf. De hecho, varios surfistas estaban nadando contra la corriente en busca de olas que al final no se dieron, pero no dejaron de intentarlo.
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Estaba emocionada. La satisfacción de haber llegado fue enorme. Estar en La Moza, era estar donde quería estar.
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Después de estar un rato reflexionando (me pasa cada vez más seguido), admirando el panorama, pedaleamos hasta la Fortaleza de Santa Teresa, donde nos esperaban para retornar.
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No sé si fue la emoción de haber llegado, pero no estaba cansada, estaba para seguir pedaleando. Así me sentí varios días. Habiendo pedaleado solo 133kms, puedo imaginarme lo que deben sentir los viajeros que salen a hacer sus propias rutas sobre dos ruedas, que recorren kilómetros y kilómetros con sol, frío y lluvia, con su casa a cuestas atada al cuadro de una bicicleta. Hoy, me provocan aún más admiración que de costumbre. Vengo acumulando ganas de unirme a una aventura más grande y en bicicleta.
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Que puedo decirles? Un resumen? La costa de rocha en bicicleta es un plan de turismo, más que recomendable. De esas cosas que debemos hacer al menos una vez en la vida: agarrar una bici y salir a recorrer el interior de tu país solo, con amigos, con tu/s hijo/s, con quien quieras. Ser viajero en su propia tierra, es un viaje que no se olvida. Tips
Que llevar si quieres pedalear 4 días por las rutas uruguayas?
- Tranca para la bici
- Herramientas para la bici
- Llanta de repuesto, por algún pinchazo
- Kit primeros auxilios
- Repelente. Me arrepentí una y otra vez de haberme olvidado de él!!!
- Mp3
- Calza corta
- Calza larga
- 4 remeras
- 3 pares de medias
- Buzo de abrigo
- Campera de lluvia
- Toalla
- Ropa interior
- Chancletas
- Par de championes
- Ganas de pedalear
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