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Chile: Petrohué. Una guía inesperada

gigorlu

Actualizado: 18 jun 2023

Hoy a la mañana, mientras caminaba a mi trabajo, me crucé con un perro. Era un cachorro amarronado, medio flaco, pero con cara linda. No llevaba correa. Era uno de los tantos perros que viven en las calles de mi barrio, la Ciudad Vieja de Montevideo.


No fue sino verlo, que me acordé de una de las cosas que más me llamó la atención de mi viaje al Sur de Chile. Habíamos llegado a Puerto Varas un domingo de mañana temprano y los primeros en recibirnos fueron una cantidad de perros. Eran amistosos. Su aspecto no era como el del típico perro “de la calle”, sino que su pelaje brillaba y había señales de que se alimentaban bien. Claro que no eran de raza, ni mucho menos. Lo que más me impresionó fue lo mansos y amigables que fueron. Nos acompañaron hasta nuestro hostel.


Aquí les van unas fotos de nuestros anfitiones/as caninos/as.

El recibimiento


Su compañía fue una constante a lo largo de todo el viaje. A cada lugar que llegamos nos esperaba un amigo "perruno", cual amigo que te recibe en su casa y trata de mostrártela para que veas lo acogedora que es.



Aunque de entre todos los que nos acompañaron hubo uno que seguro se quedará por largo tiempo en mi memoria.


Era nuestro segundo día en Puerto Varas y Pierre, el dueño del hostel donde nos estábamos quedando, nos recomendó visitar la zona de Petrohué, una playa volcánica dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, sobre el Lago de Todos los Santos.

Nos levantamos temprano ese día, desayunamos y fuimos a esperar el bus público que sale cada media hora hacia Petrohué.

El camino hasta allá fue lo más parecido que recuerdo a las rutas y caminos de Nueva Zelanda. Carreteras despejadas en un zigzag de curvas al margen de un lago, el Illanquihue en este caso. Por momentos sol, por momentos lluvia, por momentos granizo.


El paisaje es bello. De esos que queremos ver en invierno, mientras tomamos un café caliente en la mañana.


La lluvia fue la que nos recibió en Petrohué, seguida por un arco iris, de esos lindos, que se forman en los lugares menos esperados.


Arrancamos el trekking, luego de registrarnos, con la meta de caminar por lo menos cuatro horas.


A la entrada del sendero Desolación apareció él. Contento de vernos, aún sin conocernos. Ni nos olió, solo comenzó a seguirnos hasta que captó nuestra atención y se nos adelantó, parando para ver dónde íbamos. Esperándonos.


En ese momento ya era nuestro líder. Nuestro guía. Conocía todos los trucos del camino.



Como a las dos horas de caminata llegamos al aluvión principal del Volcán Osorno, por el que se baja a la playa. No fue sino estar ahí y levantar la vista para quedar cual estatua por varios minutos. El paisaje me absorbió. Qué lugar más lindo che!



Se me vino a la mente el recuerdo del Lago Tekapo, en la isla sur de Nueva Zelanda. El agua cristalina enmarcada entre montañas con cimas nevadas, escondidas por momentos entre las nubes. Agua verde azulada. Agua dulce y fría.



Decidimos almorzar en la playa, que era toda para nosotras. Almorzamos los sándwiches que habíamos preparado en el desayuno. Él sigue con nosotros. Por tanto somos seis, con comida para cinco, pero no importa. Todos nos conformamos con nuestra ración.



Averiguamos como volver por la playa con el guía de un grupo de turistas que simplemente aparecieron en la playa. Aparentemente habían llegado en kayak. No los vimos venir.



Por su parte, nuestro guía nos acompañó y en el momento que tuvimos dudas, él nos indicó. Va, decidimos seguirlo que es diferente.

De regreso al punto de control, después de toda la caminata, no pude sino ponerme a conversar con la encargada y preguntar por él. ¿Es guía oficial del parque? ¿Por qué un animal suelto, con tanta libertad, prefiere acompañarnos a correr y jugar por las suyas?


Resulta que no es él. Es ella. Una perra nacida en un hotel vecino al inicio del sendero Desolación. Una perra sin dueño que todos los días guía a los viajeros en su recorrido hacia la playa. Una perra tan libre que elige acompañar viajeros.


Datos útiles:


*El trekking por Petrohué lleva 4 o 5 horas y no tiene dificultad. Recomiendo recorrer el sendero Desolación hasta la playa y regresar caminando por ésta hasta la entrada del sendero.


*Puedes ir a Petrohué en bus público por 2.500 pesos chilenos. Los buses salen cada media hora desde las 9am. El último bus para regresar a Puerto Varas desde Petrohué sale a las 18hs.


*Para el paseo por Petrohué no necesitas zapatos de trekking. Cualquier tipo de zapatillas deportivas está bien.


*Un picnic en la playa es super recomendable.


*En el recorrido puedes incluir la visita a los Saltos del Petrohué. Tiene costo la entrada, pero es barata. El día que fui habían liberado el pago, por lo que si tienes suerte puede salirte gratis.

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Hola! Soy Luján
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Una uruguaya, de profesión eterna estudiante, que eligió del viajar un estilo de vida.

Hace un tiempo me vinieron ganas de contar en un blog sobre mis experiencias, las sensaciones, la música y la gente que he conocido. También tomo fotos, que les iré compartiendo.

Los invito a mochilear conmigo.

 

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