¿Qué se puede hacer un domingo en Atenas, Grecia?
Adivinen,… lo mismo que en Montevideo o en cualquier ciudad del interior de Uruguay.
Son las ocho de la tarde y aburrida, después de caminar como cinco horas y dormir como dos, me decidí a explorar el vecindario donde está el hostel donde me estoy quedando. Es en la zona llamada Mussio.
Caminé dos pasos y fue inevitable el dejavu. Fue como estar caminando un domingo de verano a las 19 horas por las calles del centro de Montevideo.
Las calles vacías, las veredas vacías, muchos comercios cerrados, los restaurantes abiertos. La gente sentada en las plazas y en los balcones mirando quien pasa. Los niñas juegan con las palomas en la Plaza Victoria y en la explanada del National Arqueological Museum son los niños que se divierten jugando a la pelota.
Una delicia sentarse a ver como la nada transcurre, mientras las briza de la tardecita te pega en la cara. Eso sí, cuando va cayendo el sol y las luces de las calles se encienden, la ciudad se pone aún más linda. Los bares y cantinas con sus mesas sobre la calle le suman color y sonido. Las conversaciones le dan contenido. Las hay de todas las edades, desde los veteranas que salen a tomar algo y terminan recordando tiempos pasados (todo esto con su mejor peinado y el maquillaje más prolijo), hasta los adolescentes que coquetean con la mirada.
La combinación de idiomas y su convivencia también me llama la atención. Atenas es el primer punto de contacto con Europa para miles de inmigrantes que huyen de guerras en Oriente. Llegan desde Turquía habiendo cruzado varias fronteras. Llegan en buses, en barco, a pie. Muchos solo pasan para alcanzar otro punto de Europa, otros tantos se quedan, lo que le da una personalidad única a la ciudad.
Se escucha a los atenienses hablando de una forma particular, al menos diferente a lo que escuché en Mykonos. Hablan fuerte, son muy expresivos.
Después de haber pasado varios domingos en Asia y Medio Oriente (ya llevo cuatro meses de viaje), definitivamente siento que estoy adentrándome en el conocido mundo occidental. Me concentro en recordar que rasgos griegos pueden quedar en nosotros los uruguayos… No logro identificar ninguno.
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